A 5200 m de altura con 3 yaks en el Himalaya tibetano no sé si me encontré a mí misma o solo aquel dolor de cabeza atroz por la falta de oxígeno. Busqué en 40 países, 6 idiomas y hasta en el tiempo. Al final, por insistir, encontré tesoros.
Se hizo evidente que mis tesoros no cabían en la Torre Picasso, así que me fui. Llevo 3 años colocándolos en el único lugar donde han querido caber: en canciones. En canciones de esas que apetece cantar en el coche y, llenándote de energía, te invitan a descubrir el mundo de ahí fuera y el mundo de ahí dentro.
Dicen mis tesoros que sí que caben en la sala Cadavra el 20 de marzo. ¿Cabes tú?